El acero inoxidable es una aleación ferrosa altamente resistente a la corrosión, gracias a su composición química que contiene cromo. Cuando el acero inoxidable se expone al oxígeno del aire o del agua, el cromo reacciona con el oxígeno y forma una fina capa invisible de óxido de cromo en la superficie. Esta "pátina protectora" se forma automáticamente y continúa regenerándose si el acero se raya o daña, lo que lo hace intrínsecamente resistente a la corrosión y, por lo tanto, aumenta su durabilidad con el tiempo.
Esta característica, combinada con la facilidad de limpieza, ha convertido al acero inoxidable en el material preferido para la producción de cocinas profesionales. En entornos de alto rendimiento, como las cocinas de restaurantes y hoteles, la estructura de la cocina suele estar hecha completamente de acero inoxidable, para garantizar seguridad, higiene y durabilidad.
En los últimos años, las cocinas de acero inoxidable han dado el salto del ámbito profesional al doméstico. Además de los beneficios ya mencionados, el acero inoxidable es eternamente reciclable y puede aportar un atractivo estético cautivador a cualquier espacio. En una cocina donde la sostenibilidad es un pilar fundamental y el diseño es crucial, la elección de un material de esta magnitud es una evolución natural y, en ocasiones, necesaria.
Explora los beneficios que una cocina de acero inoxidable puede aportar al hogar